Hola, buenos días, empieza un nuevo día, ¿qué sorpresas me depara? Silencio, nadie contesta a mi pregunta, será que nadie lo sabe, ni siquiera yo tengo una idea de que es lo que me espera, de si será bueno o malo, pero para descubrirlo hay que hacer frente al día y para ello he de levantarme y con toda mi voluntad empezar el día con una sonrisa, aunque sepa que puede acabar con una lágrima.
Me levanto y con los ojos entrecerrados, por la luz cegadora del pasillo, me dirijo entre bostezos al cuarto de baño. Me miro al espejo y poco a poco voy abriendo bien los ojos, y pienso, que no se donde ven los demás esa fuerza en mí, que la persona que yo estoy viendo es débil y frágil, buena y sencilla, pero no fuerte. Abro el grifo por el agua fría y con la intención de despejarme meto mis manos bajo el chorro de agua congelada y me las llevo a la cara.
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