domingo, 4 de noviembre de 2012

Fin del sueño.


 
 

Aquella llamada la despertó de su profundo sueño, ¿quién osaba despertarla? ¿levantarla de sus dulce sueños? ¡Justo en el momento en el que él aparecía para salvarla! era el sueño perfecto, además... los sueños eran los únicos lugares donde la distancia no importaba, podía tenerle a su lado, todo era tan bonito...
Alarmada bajó de su cama de un salto y corrió a coger el teléfono, ¿dónde estaría aquel trasto del diablo? ¿Dónde lo habría metido? Lo oía sonar cada vez más fuerte pero no lo encontraba, la angustia comenzaba a notarse en su pecho, si no había colgado ya debía ser algo importante, su cabeza comenzó a dar vueltas y vueltas, en un par de segundos se imaginó todo lo que la podrían contar en esa llamada, todo menos lo que realmente era...
Por fín, allí estaba, presionó la tecla verde deseando que la persona que la esperaba al otro lado de la llamada no se le ocurriese presionar la tecla roja de su teléfono.
               -¿Sí?¿Quién es?
Nadie contestaba... La llamada se había cortado. De pronto el teléfono fijo comenzó a sonar,  las lágrimas asomaban por sus ojos amenazando con caer al vacio, la angustia de no saber que pasaba podía con ella.
              -Sí?¿Quién es? No puede ser...
Esta vez si que habían contestado, preferia no haberlo sabido, hacía nueve meses que estaban en la distancia y ahora él... Ahora no volvería a ver sus preciosos ojos marrones, por una sencilla y dolorosa razón: se habían apagado para siempre.
Se metió en la cama cerró los ojos y soñó con él.

viernes, 31 de agosto de 2012

¿Distancia?

¿Qué mas dará la distancia cuando algo es verdadero? ¿Qué más dará los kilómetros que nos separen? Sean los que sean, 300, 400 o 500, estes lo lejos que estes, ¿qué mas dará si quieres a la persona que te espera trás esos kilómetros?
No lo entiendo, ¿Por qué la gente cuando la dices que estas a distancia con alguien o que tu mejor amiga es de otra ciudad te dice que no saldrá bien? ¿Por qué no? Ellos no tienen ni idea, los sentimientos, la amistad, el amor, no entiende de distancias, no entiende de kilómetros o de carreteras de por medio y yo se que si ponemos todos de nuestra parte no tiene porque salir nada mal, que aquellos que me repiten una y otra vez: "No saldrá bien, Ana, no saldrá bien" son los mismos que desean tener el lazo que yo tengo con muchas de las personas que están lejos de mí, los mismos que por pura envidia intentan hundirme, pero a todos ellos les digo que no lo conseguirán, que yo a trescientos kilómetros he encontrado amistades que ellos jamás encontrarán en su propia ciudad, he encontrado a la persona que me completa y no, me niego a que un puñado de personas se ponga entre nosotros...
No es justo, todas las mañanas me despierto pensando lo mismo, no es justo que estén tan lejos, que mis mejores amigos no puedan estar conmigo, no es justo que cuando necesite uno de sus abrazos o de sus besos no los pueda tener porque la distancia esta de por medio, pero también se que en un mes o menos volveré a verlos y volveré a abrazarlos y a sentir de nuevo lo mismo, a sacar esa sonrisa que solo ellos saben sacarme, a poner esa mirada de tonta que solo pongo cuando te veo, solo tengo que ser positiva, pensar que si una amistad es verdadera, no se termina nunca y algún día, sea cuando sea volveré a verlos a todos, lo sé. Piénsalo, por mucha distancia que nos separe, el corazón no cambia de opinión. Te quiero y un puñado de kilómetros no me harán quererte menos.

domingo, 26 de agosto de 2012

MORILLO DE TOU.

A veces a las mejores personas te las encuentras donde menos te las esperas, a veces te das cuenta de que es injusto que la distancia exista, que tener a tus amigos lejos de ti no es justo, ni mucho menos, pero eso hace darte cuenta de cuales son las verdaderas amistades, que una persona que esta todo un año sin verte, a kilometros de ti, pero te ayuda mucho mas que alguien que esta a centimetros y es mucho mas importante para ti, es la que de verdad merece la pena... Esas personas que despues de un año entero sin verte, al verte de nuevo, salen corriendo y chillando a darte un abrazo, esas son las que de verdad me llegan. Que no se ni como ni cuando se han formado esos lazos de amistad que tengo con ellos, lo que si se es que durante todo el año hago todo lo que hago por volver a tener la oportunidad de verlos de nuevo.
De volver a ver de nuevo el cartel de: "camping a menos de un kilometro" y que la sonrisa, inevitablemente, salga sola, una sonrisa enorme, una sonrisa especial, por volver a entrar al pueblo y pensar: donde estaran todos? tengo ganas de verlos, por volver a ver esas sonrisas que tanto me gustan..
Y cuando llega el último día, los últimos minutos de mi estancia allí, cuando se reunen todos para despedirte y empiezas uno a uno a darles abrazos y besos es cuando te das cuenta de que personas como ellos hay pocas, que no vas a encontrar nunca un grupo así y te sientes la persona mas afortunada del mundo por haber podido aprovechar tantos años junto a ellos, porque ellos son de esa clase de personas de las que te sientes orgullosa de haber conocido, son de esos que da gusto estar con ellos..
No se si este habrá sido mi último año alli o no, por eso quiero dar las gracias a todos los que han formado parte de los últimos nueve veranos, los mejores de mi vida, sin duda alguna.
Hasta pronto gente.

miércoles, 18 de julio de 2012

Despierta

Amanecía en una calle del centro de Madrid, los coches de la gente que llegaba tarde al trabajo se agolpaban uno detrás de otro y pitaban desesperados imaginando la bronca que les caería al llegar a su destino, por la acera la gente andaba sin orden alguno, unos corrían, otros caminaban despacio admirando los bellos edificios de la Gran Vía u otros esperaban a que la persona con la que habían quedado apereciese. Las tiendas más madrugadoras abrían sus puertas y esperaban inquietantes a la masa de personas que entrarían en ellas a lo largo del día. Las cafeterías rebosaban de gente que quería tomarse su cafe matutino y los semáforos cambiaban incesantemente, Madrid había despertado.

Tristeza y melancolía

Como todos los domingos por la mañana, Almudena se levantaba con el olor a chocolate recién hecho y a churros recién comprados metido en la nariz.
Su madre tenía por costumbre hacerlo así desde que ella tenía edad para hacer uso de razón, todos los domingos se levantaba temprano y les hacía el desayuno a sus dos hijos...
Pero este no era un domingo cualquiera, su madre ya no estaba entre ellos, sus ojos estaban secos de llorar toda la noche y la dolía hasta el simple hecho de pestañear, allí sentada en su cama y con las manos sobre la cara escuchando a los pájaros cantar y a alguien canturreando en la cocina pensaba en cuanto echaba de menos los besos sonoros de su madre o los abrazos cariñosos, llenos de amor y de melancolía...
Estaba tan triste por la desaparición de su madre que, pese a escuchar a alguien cantar de fondo, no se dió cuenta de la existencia de alguien más en su casa...
Sobresaltada, soñolienta y con el pelo revuelto se dirigió a la cocina, de donde provenían aquellas extrañas notas musicales. Poco a poco según se iba acercando a la estancia a su nariz le llegaba el dulce olor del chocolate negro fundiéndose, el de un bollo apunto en el horno, el de los churros recién comprados...
Abrió la puerta chirriante y allí la vió, con los auriculares puestos, una coleta alta, mal hecha, de estas de estar por casa, un delantal rojo, unos vaqueros largos y unos tacones negros, altos, muy altos, era un atuendo raro para cocinar, pero así era ella, rara, extraña, la que siempre está en todo momento, la que la aguantaba y la hacía sonreir, una vez más y pese a haber estados separadas tanto tiempo ella seguía allí, como si nada...
Unos deseos irrefrenables de darla un abrazo se apoderaron de ella y así lo hizo, era su mejor amiga y estaba allí, apoyándola.
Era una prueba más de que la distancia no rompe las amistades verdaderas y de que lo que no te mata, te hace más fuerte.

La guerra.

Las paredes blancas de aquel hospital la volvían loca, hacían que esa angustia que tenía en el pecho fuese cada vez más grande, aquella cama de sábanas blancas donde estaba el o aquella máquina que pitaba constantemente la producían un rechazo que jamás se hubiese imaginado.
Allí sentada en aquel sillón se podía ver en su rostro el miedo que sentía ante la idea de la muerte del que sería su prometido, pálida, intranquila, esperaba a que las horas pasasen y el se recuperase.
Poco a poco los pitidos de aquella máquina se convirtieron  en una dulce nana la cual hizo que cayese rendida, que durmiese como una niña pequeña...
Unos inquietantes pitidos la despertaron, esta vez eran muchos más rápidos, la sala comenzó a llenarse de gente, enfermeras que corrían de un lado a otro, médicos que le rodeaban y no la permitían verle...
Alguien se percató de su presencia y la cogió para llevársela, pero ella no quería irse necesitaba verle, la angustia en su pecho era cada vez más grande y las lágrimas en su cara lo empapaban todo...
Más pitidos rápidos, golpes y esfuerzos de los médicos por conseguir salvarle, tras la puerta se escuchaba todo, ella necesitaba saber como estaba, sin el la vida no tendría sentido...
Derrepente todo se silenció, no se oía nada, un médico salió de la habitación y de nuevo pitidos constantes pero más relajados, había ganado una batalla, pero no la guerra.

jueves, 12 de julio de 2012

Paz.

Las paredes eran blancas, recién pintadas, las puertas de madera antigua chirriante, las literas daban una sensación de confort inigualable y en el aire se desprendia un olor extraño que te atrapaba como si fueses suyo...
Hacía cuatro años que iba allí de campamento y siempre me sentía como sid el primero se tratase, siempre experimentaba cosas nuevas, olores nuevos, sensaciones nuevas...
Todo de aquel lugar me gustaba, sus casa amarillentas, sus terrazas, sus flores de miles de colores, las mariposas revoloteando sobre la cabeza de un gato jugetón, hasta aquel cesped que pinchaba tan desagradable...
Había días que, miestras otras se divertían, yo me alejaba silenciosamente y me sentaba en aquel lugar secreto y miraba por la ventana como las ramas de los árboles se movían al ritmo de las suaves rachas de viento o como los pájaros piaban cerca de un pequeño nido. Esos días, al sentarme allí y respirar aquel aroma tan peculiar y a la vez ya tan familiar podía sentir como alcanzaba lo que mucho habían buscado durante años, la verdadera paz interna...

Azucena

Sentada frente a la ventana, viendo la lluvia chocando contra los fríos cristales de aquella extravagante casa, se encontraba Azucena, no sabía ni como, ni porque estaba allí, pero estaba completamente sola.
Había algo en aquel lugar que la inspiraba tranquilidad, pese a no acordarse de nada de lo sucedido en la últimas veinticuatro horas. No tenía miedo, no sentía esa angustia de no saber volver a casa, no notaba la necesidad de huir de allí...
Allí sentada intentaba encontrar la respuesta a su inevitable pregunta, a su enorme problema y mientras pensaba, veía pasar las horas por su ventana.
Todo era silencioso y tras ella, todo estaba oscuro, poco a poco la casa de colores alegres y vivos se fue convirtiendo en una casa fría, oscura, misteriosa...
Unos crujidos suaves, lejanos acompañaban a la transformación de la casa, unas pisadas cada vez más cercanas aterraban todo a su paso, una puerta chirriando, una alfombra aplastada y una mano en su espalda...
A la mañana siguiente Azucena ya no estaba allí, no había rastro de ella...

miércoles, 11 de julio de 2012

Mo.

Me llaman Mo y vivo todos los días del año, que aun no he cumplido, en el sitio más bonito del mundo, a mi ojos claro... Es un pueblo al pie de los Montes de Toledo llamado San Pablo de los Montes, yo exactamente vivo en una estancia, que hay un kilómetro más arriba del pueblo, llamada Baños del Sagrario, es un lugar extraño, es extraña la calma que se puede llegar a alcanzar allí dentro, lo que se puede desconectar. Y mira que yo soy tan solo un gato y que de esas cosas no entiendo pero se ve a la legua que los seres que acuden allí a pasar unos días desconectan de todo, se relajan y sobre todo se divierten...
Lo peor de estar aquí es cuando llegan esos seres diabólicos y pequeñitos de campamento, si a esos a los que un par de monitores armados de paciencia tienen que soportar durante una semana y manejarlos. Que trabajo mas duro ¿no? Aguantar a un grupo de veinte niños cada cual más pintoresco y cada cual más bicho, pero eso si, lo que tiene de duro lo tiene de bonito, tiene que ser precioso sentir que esos niños te quieren, volver a verlos por segunda vez allí, emocionados por empezar de nuevo un campamento y darte cuenta de que lo hiciste inolvidable y por ello están allí de nuevo o que simplemente que con sus sonrisas de oreja a oreja diarias te lo digan todo.
Bueno que me despisto de lo que quiero contar, yo duermo, bueno solo cuando me dejan las pequeñas fieras, en la recepción de este lugar. Cuando mi madre me tuvo me abandonó y desde entonces una monitora, de la cual jamás he sabido su nombre me ha cuidado, obviamente ya no lo hace, he crecido... Ella me puso mi nombre, "Mo" que significa gato en chino, y en muchos momentos ha sido una madre para mi.
Soy una gata algo pequeña para mi edad, negra y blanca y cuando las fierecillas me cabrean mucho cumplo aquello que dicen los seres humanos de: pequeña pero matona.
Me gustan mucho las noches, es el momento más tranquilo en el que los únicos que andan por allí después de las doce son los monitores atareados por no saber que harán al día siguiente o por hacerle una novatada al de prácticas, muchas veces he pensado que si fuera humana me gustaría ser como ellos.
Por las noches me acerco sigilosa a pasear por la piscina o simplemente a disfrutar sentada sobre las escaleras de un edificio donde todos los pequeños seres se meten a eso de las doce y no vuelven a salir hasta la mañana siguiente, debe de ser donde duermen ellos, porque si no, no me explico que harán tanto tiempo allí.
A veces, sin que ellos se enteren, bajito, muy bajito les doy las buenas noches a todos, monitores y pequeños diablos, porque en el fondo siempre los cojo cariño y ¿qué serían los días sin la emoción de huir de ellos?


viernes, 25 de mayo de 2012

Imposible o improbable


De los altavoces marrones color madera recién pulida salía la música a todo volumen, Sandra sentada en aquel sofá azul celeste de la azotea de aquella casa sin igual, de aquel lugar donde siempre se había encontrado como en su casa, con un botellin de cocacola de esos recién salidos del bar, unos vaqueros blancos y una camiseta verde sin mangas, disfrutaba de aquel sol que en la mañana de verano se relucía mas que ningún otro día.
A ella la gustaba ponerse morena, esperar días y días frente aquella puesta de sol, aquel amanecer o aquel sol abrasador del mediodía a que su príncipe morado, como decía ella, viniese a buscarla y se le llevase en una limusina con su canción a todo volumen. Había estado soñando, planeando y decidiendo aquel día, horas y horas, lo que no sabia es que aquello que tanto anhelaba no sucedería, no ese día, bueno si que lo sabía, pero aquella chica de dieciocho años prefería vivir en una infancia soñada, en un cuento de hadas. Ella creía en los cuentos de hadas, aun tenia la esperanza, porque de pequeña la enseñaron que los sueños, si los persigues siempre se cumplen y que hasta tus mayores deseos pueden hacerse realidad, que no hay nada que sea imposible, si no improbable, porque lo imposible es por definición probable.

miércoles, 4 de enero de 2012

El amor, un juego de locos

CAPITULO 4

Viernes por la mañana, Aroa se despierta sobre las siete y se pone en marcha, anoche no pudo dormir, demasiado calor, demasiados problemas y demasiados nervios. No tiene hambre, pero tenía que estar guapa para esta noche, baja a la cocina y se empieza a preparar un buen desayuno: huevos, baicon, tortilla, zumo y un vaso de leche, su hermana pequeña, la sorprende en la cocina...
 
   -Hola pequeñaja- su hermana tiene seis años es rubia, de ojos azules, todo lo contrario a si hermana mayor.
   -No soy pequeñaja, pasado mañana cumplo ya siete años, ya soy una niña mayor!

   -Bueno niña mayor, ¿quieres un desayuno de niñas mayores?

   -Si, porfa- dice la pequeña muy contenta y se va dando saltos a despertar a sus padres.

Son las siete de la mañana Nerea se despierta, un fuerte ruido en la planta de abajo la hace sobresaltarse, baja corriendo, es su madre, se le ha caído una cacerola, no ha pasado nada, necesita relajarse, sus amigas llegarán en tres horas y toda la casa ha de estar limpia y recogida. Nerea le pide ayuda a su madre la cual accede encantada de tener algo que hacer, comida para cuatro.

A la misma hora en una calle solitaria, pero bonita, Paula se levanta, el tono del móvil de su hermana mayor la despierta, su hermana tiene tres años mas que ella, dieciocho, es alta y con los ojos verdes, muy verdes, hay que reconocerlo, es guapa...

Ana no ha podido dormir nada, si quiere estar bien en Pacha ha de tomarse un par de CocaColas, no para de darle vueltas a la cabeza ¿que hará para ayudar a su madre?  Nada... En estos casos solo se puede esperar y dar mucho amor a la persona enferma, pero esperando se siente una inútil, se siente impotente... Tiene que decirles lo que pasa a sus amigas, a estas alturas de la película ya sospecharian que la pasa algo.
Ana se dirige hacía la habitación de sus padres, en verano hace mucho calor, abre la puerta lentamente y se mete en la cama entre sus padres, los cuales se despiertan.

Ese mismo día cinco minutos antes de las once de la mañana, Nerea esta en su casa, espera nerviosa a que sus tres amigas lleguen, suena el timbre, Aroa, como siempre es la primera en llegar, Nerea baja corriendo ha abrir la puerta...

   -Hola Aroa! Sabía que serias tú, siempre eres la primera, la más puntual- dice Nerea.

   -Me gusta ser puntual- dice Aroa mientras se dirige al cuarto de su amiga- ¿Cuánto crees que tardarán en llegar Ana y Paula?

Justo en ese momento suena la puerta, ya llega Paula.
En ese mismo instante  Ana se despierta sobresaltada, ¡Mierda! se ha dormido y sus padres no la han despertado, a toda prisa se visto con lo primero que pilla en el armario,  se dirige  hacia la cocina, desayuna deprisa coge el vestido y los pastelitos del postre y se despide de sus padre.
Ana camina deprisa, el viento fresco de la mañana contrastado con el calorcito del sol del verano la hace sentir bien, la recuerda que las vacaciones han llegados y que ahora tiene todo el tiempo del mundo para ella, para disfrutar, para divertirse...


NOTA: los otros tres capítulos anteriores están en entradas mas antiguas, Gracias.

Bajo la lluvia...

No podía más, con aquel vestido tan caro, los zapatos de tacón en la mano y el pelo recogido salí bajo la lluvia, a que mis lágrimas se confundiesen con el agua, a que mi rimel se corriese por mi cara y la dejase negra, a soltarme el pelo para que el agua callese mejor sobre mí...
Pensaba en lo que había pasado durante el día, en que no había derecho a sufrir por alguien que no sufre por ti, alguien que solo juega contigo, alguien que simplemente te tiene como una más y punto, me senté en un banco y me quede horas esperando a que pasase alguien a recogerme, a que llegase mi príncipe azul subido en una moto y me dijese: sube princesa... Pero no vino nadie, por la calle solo pasaban borrachos a toda prisa porque llegaban tarde a sus casas y sus mujeres preguntarían o chicas de la limpieza que salían a esas hora de trabajar y corrían despavoridas a coger ese último tren de la noche para no tener que volver andando o jóvenes que salían de una fiesta cogidos de la mano y disfrutando...
Pero mi príncipe azul, ¿dónde esta mi príncipe azul? Parece que los cuentos nunca se hacen realidad y que solo nos crean falsas espectativas de la vida, habrá que seguir esperando a que un día llegue mi príncipe azul, mi media naranja o como queráis llamarlo, pero por ahora sigo sola, sentada en este banco con el agua callendo sobre mi y esperando a alguien o a algo...


lunes, 2 de enero de 2012

beach

Levantarse  y mirar por la ventana y ver la calma del mar, las olas meciendose poco a poco, el bullicio de las gaviotas que van y vienen sin saber muy bien que hacer, el azul del mar hasta donde se junta con el azul del cielo... Ver tdo eso y pensar: +Ya esta, ya se lo que haré, voy a vivir la vida al 100% , voy a sonreir aunque las cosas vayan mal, caminar por la orilla del mar con el aire dando en mi cara, el olor a mar entra por todas partes, los pies descalzos mojandose con el agua cuando las olas llegan hasta donde caminas, disfrutar de esos pequeños detalles por que puede que dentro de poco ya nada sea igual, sentarse frente el mar y dibujar corazones en la arena y que estos sean borrados por la marea.