miércoles, 18 de julio de 2012

Despierta

Amanecía en una calle del centro de Madrid, los coches de la gente que llegaba tarde al trabajo se agolpaban uno detrás de otro y pitaban desesperados imaginando la bronca que les caería al llegar a su destino, por la acera la gente andaba sin orden alguno, unos corrían, otros caminaban despacio admirando los bellos edificios de la Gran Vía u otros esperaban a que la persona con la que habían quedado apereciese. Las tiendas más madrugadoras abrían sus puertas y esperaban inquietantes a la masa de personas que entrarían en ellas a lo largo del día. Las cafeterías rebosaban de gente que quería tomarse su cafe matutino y los semáforos cambiaban incesantemente, Madrid había despertado.

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